EL PARADIGMA DEL AUMENTO PSICOLÓGICO
AUGMENTED PSYCHOLOGY
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PSICOTECNOLOGÍAS
EL PARADIGMA DEL AUMENTO PSICOLÓGICO
La revolución digital está confirmando que está en marcha una verdadera revolución psicológica. Frente a una transformación de tal magnitud, los profesionales de la salud mental están llamados a desarrollar una nueva conciencia sobre los riesgos y oportunidades generados por las nuevas tecnologías.
Riesgos derivados de los trastornos psicológicos emergentes de origen digital, desde las dependencias de Internet (ya presentes en el DSM 5) hasta el tecnoestrés.
Oportunidades representadas por las llamadas psicotecnologías, tecnologías integrables a la práctica psicológica profesional en los diferentes ámbitos aplicativos: clínico, organizativo, deportivo, escolar, del bienestar,…
A menudo, el psicólogo y/o psicoterapeuta tradicional considera la tecnología deshumanizante y antitética a la relación de ayuda, pero la evolución de una figura estereotipada como esta pasa por un cambio gradual pero profundo, que podría ser representado precisamente por la transformación digital de la práctica psicológica.
EL AUMENTO PSICOLÓGICO
El actual progreso de la salud mental está impulsado por la creciente disponibilidad y accesibilidad de nuevos software y hardware, por el desarrollo de las neurociencias y por las nuevas generaciones de profesionales, conscientes de que los medios y lenguajes contemporáneos pueden ayudar en un nuevo diálogo con pacientes/usuarios y aumentar su grado de experiencialidad.
El deseo es que en los próximos años se pueda afirmar el paradigma del aumento psicológico, en el que los profesionales de la psicología estén en el centro del acompañamiento de las psicotecnologías, y no simplemente un complemento humano para integrar sofisticados y omnipresentes algoritmos inteligentes.
Desde los biosensores para aprender una mejor regulación fisiológica y emocional, hasta las realidades extendidas (realidad virtual, aumentada, mixta) para aprender a enfrentar situaciones estresantes en entornos protegidos, desde los avatares fotorrealistas hasta los robots humanoides artificialmente afectivos y cuidadores, el desafío central para los profesionales de la salud del futuro será precisamente dominar estas tecnologías y adoptar de manera estable los nuevos instrumentos en la práctica profesional, con el fin de ampliar su capacidad de acción.
El riesgo inherente a rechazar este cambio histórico en curso no es simplemente ser anacrónicos o anticonvencionales, sino ser progresivamente reemplazados por figuras profesionales -o tecnologías sintéticas- más receptivas a los rápidos cambios impuestos por el presente.
En este caso, “quedarse al día” es esencial para sintonizarse con un lenguaje contemporáneo, pero sobre todo para amplificar la participación activa de pacientes y usuarios en los procesos psicológicos y, en general, en los procesos de cambio.
De hecho, el patient engagement aumenta la motivación de la persona, la alianza con el profesional, favorece una mayor adhesión al tratamiento y reduce el dropout, es decir, el abandono de un tratamiento, un tema muy actual en toda la sanidad, ya sea médica, farmacológica, psicológica o integrada.
LOS RETOS PARA LA PROFESIÓN PSICOLÓGICA DEL FUTURO
En un escenario competitivo, pero al mismo tiempo comunitario como el que se está delineando, se presentan diversos retos culturales para el profesional del futuro.
En primer lugar, deberán estar disponibles nuevos programas de formación estructurados sobre la Psicología Digital, que podría traducirse para las universidades en una materia fija en la licenciatura de tres años, además de una maestría dedicada, y para las escuelas de psicoterapia en enseñanzas específicas sobre el uso de herramientas digitales en la práctica clínica y terapéutica.
También una mayor adhesión al mundo de la investigación psicológica y neurocientífica, muy atenta a la integración de herramientas psicodigitales, podría dar un nuevo impulso a la práctica psicológica, que podría crear un terreno fértil para el uso de las psicotecnologías más adecuadas, incluso con el fin de hacer que las figuras psicológicas sean cada vez menos estereotipadas y las personas menos reacias a confiar en ellas.
De hecho, hay que recordar que todavía hoy las figuras 'psy' viven prejuicios colectivos extendidos, que solo a través de una importante renovación -profesional, comunicativa y cultural- podrán cambiar para mejor.
Además, las psicotecnologías deberán ser diseñadas con equipos multidisciplinarios internos en las empresas productoras, que prevean el trabajo conjunto de psicólogos y médicos, pacientes y cuidadores expertos, investigadores y neurocientíficos, desarrolladores y sistemas, ingenieros y diseñadores, artistas visuales y sonoros, gerentes de proyectos, contando con la ayuda de nuevas figuras valiosas que, como 'traductores de léxico', puedan facilitar la sintonización y el diálogo de equipos tan complejos y heterogéneos.
Por último, será esencial apoyar el ecosistema institucional, desde los colegios profesionales para la redacción de las directrices sobre el uso consciente y ético de las psicotecnologías, hasta los legisladores para la regulación de temas que aún hoy son demasiado poco conocidos, potencialmente muy perjudiciales pero que, al mismo tiempo, si se abordan correctamente, gracias a su escalabilidad, pueden garantizar efectos beneficiosos generalizados en la salud mental de poblaciones enteras.