Al entrar en la sede milanesa de la Orden de Psicólogos de Lombardía (OPL), entre las diversas postales presentes en la sala de espera, hay una especialmente eficaz titulada: “10 prejuicios sobre el psicólogo”.

Entre los distintos pasajes encontramos “El psicólogo es para los locos”, “El psicólogo es para los débiles”, “El psicólogo podría manipular mi mente”, “La psicoterapia dura y cuesta demasiado”, sólo por nombrar algunos.

Además de esta lista particularmente específica, los psicólogos también están acostumbrados a escuchar de los no psicólogos expresiones ingenuas como “Yo también soy un poco psicólogo” (de la idea de que básicamente todos esta profesionalidad no es tan necesaria), frases irónicas como “No me psicoanalices!” (por el miedo a que el psicólogo sea un mentalista que descifra los pensamientos ajenos), o peticiones alusivas como “Tendría tanta necesidad de un psicólogo” (desde la probable demanda latente de un arrebato pasajero o de apoyo real) y podríamos agregar varios más...

En definitiva, el sentido común tiende todavía a atribuir a la figura del psicólogo una singular multiplicidad de prejuicios y estereotipos.

El tema es complejo y multifactorial, pero el tema de reflexión pretende centrarse en la palabra clave “innovación” y su principal arma blanca contemporánea: los nuevos medios tecnológicos.

De hecho, el progresivo proceso de desarrollo de herramientas tecnológicas innovadoras – concebidas con un enfoque constante en la investigación y transmitidas a través de protocolos adecuados – ha demostrado ser fundamental para acelerar las etapas evolutivas de muchas disciplinas.

Históricamente, sin embargo, la psicología experimenta complicaciones que frenan su evolución: una pluralidad de enfoques que no siempre están en sintonía entre sí, un diálogo inconsistente entre la neurociencia y la práctica profesional, una contaminación limitada con otras disciplinas, una pobre integración con la tecnología, a menudo considerada deshumanizante y una fuente de estrés o adicción, más que un potencial apoyo concreto para la relación de ayuda.

Todos temas bien conocidos, que algunas figuras particularmente ilustradas - académicas, clínicas, institucionales - intentan orientar hacia un nuevo renacimiento. Tanto es así que, en los últimos años, una nueva savia vital distingue la investigación en el ámbito psicológico campo, el terreno de los enfoques de tercera generación que integran epistemologías complementarias (por ejemplo: MBSR, ACT, CFT, etc.) y la contaminación entre la psicología y otras disciplinas es cada vez más fértil – comunicación, diseño, tecnología, cinematografía – permite iniciar, aunque sea tímidamente, nuevos y fructíferos diálogos.

El siempre verde mantra psicológico “Si cambias, el mundo que te rodea cambia” no sólo es válido para individuos, sino también para grupos y profesiones.

Y cuando la comunidad de psicólogos – más de 100.000 sólo en Italia – inicie constantemente procesos de innovación de sus prácticas a través de herramientas tecnológicas contemporáneas, probablemente sólo entonces los prejuicios colectivos en torno a esta figura emprenderán definitivamente el su viaje de transformación.

De hecho, la adopción orgánica, estructural y generalizada de herramientas de nueva generación por parte de los psicólogos podría no sólo favorecer una nueva fase evolutiva y profesionalizadora, sino incluso desencadenar un impulso cultural en el ámbito cada vez más amplio de la salud mental.

Los dispositivos de monitoreo fisiológico, por ejemplo, permitirían a los psicólogos comprender más objetivamente los estados emocionales experimentados por los pacientes. Hay numerosos dispositivos validados y de uso consolidado, y el mercado sigue produciendo nuevos dispositivos cada vez más ergonómicos y fáciles de usar.

Otros ejemplos de nuevos medios muy interesantes para las profesiones psicológicas son la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR), capaces de enriquecer el nivel de experiencialidad de las personas –en entornos adecuados y bajo la supervisión constante de profesionales– a través de contenidos multimedia inmersivos diseñados específicamente para fomentar el bienestar psicológico y el cambio positivo.

Es importante que las jóvenes generaciones de psicólogos tengan la fortaleza para orientarse tanto hacia una integración continua entre enfoques y disciplinas diferentes, con el fin de generar un intercambio fructífero entre profesionalidades y léxicos heterogéneos, como hacia la adopción de nuevos medios tecnológicos con contenidos innovadores impulsados por la investigación neurocientífica, con el objetivo de facilitar a las personas necesitadas hacia una solicitud de consulta, dado que se ha demostrado que el uso en el entorno psicológico de tecnologías como la realidad virtual reduce las resistencias a confiar en un profesional.

En resumen, para superar los prejuicios arraigados a lo largo de las décadas, es fundamental que los psicólogos estén listos para acoger las oportunidades ofrecidas por esta fase histórica, innovando sus prácticas con tecnologías capaces de ayudar a audiencias cada vez más amplias a acercarse a las relaciones de ayuda sin reservas, estimulando a toda la comunidad profesional a presentarse como el eje impulsor de los movimientos transformadores de las sociedades del futuro.