Las intervenciones psicológicas con Realidad Virtual muestran promesas considerable, permitiendo a los pacientes comprometerse en adaptaciones nuevas, altamente interactivas y eficaces en comparación con las intervenciones vis-à-vis “tradicionales”. Parecen entonces estar en línea con la idea de “nativo digital”, ya que la tecnología es intrínseca a la terapia y, aunque existen límites que delinean el momento en que se usa, esta se inserta continuamente dentro del proceso terapéutico. La Realidad Virtual podría ser una manera de comunicarse con los adolescentes a través de un lenguaje atractivo, moderno, tecnológico. El terapeuta que la utiliza, reduciría las distancias con el mundo del nativo digital al ser usuario del mismo lenguaje, como si ambos hablaran el mismo idioma, o al menos se entendieran mutuamente. El uso de una herramienta tan appealing podría mejorar así la calidad de la alianza terapéutica con el psicoterapeuta, sentando así las bases para reestructuraciones cognitivas y cambios comportamentales. De hecho, como dice Riva (2005):